Luego de una mañana agotadora, con una venta de 53 cereales, me escapé del trabajo (esto es entre nosotros) pero por una buena razón, tenía concierto!, claro es que no podía faltar, se me parte el corazón de pensarlo... cambié mi uniforme rojo a tenida negra, corrí por los pasillos y escaleras del metro y llegué al lugar, el Director me dijo: que pasó Aurora? (tenía ensayo a las 17:00, y eran las 19:40), le expliqué la situación y me invitó a tomar once con los demás, me sentí extraña, muchos rostros, ninguna mirada, tomé un pan y salí, me senté en una banca afuera del bar y al rato llegó el Oliver, ya me sentía parte del grupo otra vez, eran las 20:00 hrs y todos se dirigían al escenario de la presentación, repasé la afinación de mi violín y salí, no estaba contabilizada así que tuve que agregarme una silla entre el atril de mis compañeros de fila, subió el director y comenzó el concierto, no veía nada estaba a una distancia demasiado lejana para una persona corta de vista como yo (y sin lentes), intenté decifrar lo que decían aquellos signos y agudizé el oído para escucharme por sobre los timbales detrás de mí...No me siento bien, demasiada inseguridad en las notas, poca demostración afectiva en el público, o quizás sólo yo y el sentirme cada vez más alejada de las personas, la presencia de personas que nunca debieron estar ahí o quizás la ausencia de otras que si debían haber estado, hay que esperar que pase el tiempo...
